Esta prospección arqueológica en Cerro Otten, Última Esperanza , Magallanes, Chile se realiza a raíz del descubrimiento de pinturas rupestres por Alfredo Prieto en 2022. A pesar de estar ubicado en una zona de fácil acceso y cercana a lugares habitados, presenta numerosos valles inexplorados y condiciones favorables para el hallazgo de yacimientos arqueológicos. El estudio además de documentar los hallazgos de Prieto, pretende establecer y discutir protocolos para la prospección arqueológica de esta zona en el futuro.
Esta expedición fue posible gracias al apoyo de Prisma Austral y su Centro Científico Edmundo Pisano, en colaboración con la Corporación Laguna de Los Cisnes.

Paintings found by Prieto, 2022 © Thierry Dupradou

Los antecedentes.
Cerro Otten está ubicado a unos 40 km al norte de Puerto Natales y a unos 20 km de Cerro Benítez, lugar donde se encuentra la Cueva del Milodón. El yacimiento fue descubierto hace algunos años por Alfredo Prieto en el marco del desarrollo de un proyecto Fondart.

El yacimiento es un refugio rocoso con pinturas y depósitos estratigráficos en la base de una colina. Las pinturas rupestres, de aproximadamente 30x3x5 metros, se encontraron en una zona muy propicia para la habitación humana en el pasado. La geología del yacimiento y sus alrededores, concretamente la Formación Cerro Toro (Hubbard, Romans y Graham, 2007), crea espacios habitables, cuevas y aleros. Estas características atrajeron históricamente a poblaciones nómadas, lo que sugiere la posibilidad de nuevos descubrimientos en la zona de Sierra Señoret. Estudiar y analizar detenidamente las pinturas y el entorno puede ayudar a comprender el papel del flujo de información social mediado a través de imágenes visuales en el contexto más amplio de la dinámica de la población. (véase Francisco et al., 2022)

La zona dio lugar al desarrollo de pinturas rupestres no sólo entre los cazadores terrestres de la Patagonia, sino también entre los pueblos canoeros. Al otro lado del Seno de Última Esperanza, se encontró la primera evidencia de pinturas rupestres atribuibles a los canoeros en un entierro infantil (Cueva de Los Niños, Legoupil y Prieto).

La comunidad de Última Esperanza siente un profundo aprecio por los descubrimientos arqueológicos y paleontológicos. En particular, exhibe con orgullo el Milodón -una especie extinta- como emblema en la entrada de la ciudad. Desde el descubrimiento de la cueva del Milodón por un grupo de colonos alemanes en 1895, muchas de las primeras expediciones científicas se ocuparon de ese lugar, entre otras las de los suecos Otto Nordenskjöld y Erland Nordenskiöld, Rodolfo Hauthal, Robert Lehman-Nitsche, Santiago Roth, Junius Bird y la misión arqueológica francesa dirigida por Joseph Emperaire y Anette Laming-Emperaire.

En todas las cuevas que investigué durante mi expedición a estas áreas, estudié meticulosamente todas las evidencias, para, si fuera posible, encontrar algunas pertenecientes a algún mamífero aún no conocido en la Patagonia sur occidental. Esos esfuerzos no fueron totalmente estériles, ya que encontré, en las cuevas del inaccesible bosque entre la sierra Otten y la sierra Campanilla, hasta entonces nunca visitado por el hombre blanco, evidencias, por lo que puedo juzgar, de vizcacha, un animal que en estas áreas había sido observado antes en las montañas de Baguales… 
(Erland Nordenskiöld, 1899)

La presencia de la famosa Cueva del Milodón (Martinic 1996) atrajo la atención y actuó como fuerza centrífuga de los esfuerzos científicos en la zona. Esto culminó en 1970 con el descubrimiento por Felipe Bate de las Tres Cuevas – un gran refugio rocoso con un conjunto de motivos de líneas y puntos rojos a lo largo de más de 6 metros – pinturas de difícil adscripción figurativa, a excepción de un motivo denominado “pisadas de ñandú”.

De allí en adelante el interés parece haber decrecido hasta el año 1993 con el desarrollo de un nuevo proyecto interdisciplinario, como lo señala Martinic:

Fue entonces que la dirección del Centro de Estudios del Hombre Austral advirtió la necesidad de hacer un esfuerzo de carácter multidisciplinario, importante aunque no conclusivo, mediante una campaña de trabajos a desarrollarse sobre toda el área conocida. Contándo con el respaldo de la Universidad de Magallanes (a la que el Instituto de la Patagonia se había incorporado en 1988) y el apoyo financiero de la National Geographic Society de los Estados Unidos de América se llevó a cabo -durante los meses de enero y febrero de 1993- un trabajo de campo en la que tomó parte una veintena de investigadores

Se descubrieron muchos sitios en la zona, los más importantes se encontraron en los alrededores de Cerro Benítez (Prieto 1991; Borrero, Martin, y Prieto 1997; Jackson y Prieto 2005) pero zonas como la cordillera Señoret – al norte de Cerro Benítez, entre Cerro Mocho y Cerro Castillo – no han sido prospectadas arqueológicamente.

Breve prospección en Marzo 2024

Del 22 al 24 de marzo, un equipo interdisciplinar de Terra Ignota visitó el yacimiento para rastrear los hallazgos de Prieto y analizar la zona y rastrear formaciones geográficas que pudieran albergar yacimientos adicionales de interés.
Desde nuestra base en el Centro Científico Edmundo Pisano nos aproximamos al territorio desde el sureste, siguiendo la ruta de la expedición de Prieto en 2022.

Debido a las dificultades del territorio y a las condiciones meteorológicas no pudimos volver a encontrar el lugar original en el plazo previsto. No obstante, en una prospección posterior identificamos un nuevo yacimiento arqueológico: otro refugio rocoso con varias pinturas pequeñas y restos de pigmentos. Producto de esto se hace necesaria una investigación más  profunda del territorio. Nuestro proyecto futuro pretende realiza más prospecciones arqueológicas, estudios no invasivos y análisis interdisciplinarios de yacimientos en esta región. Especialmente parece muy interesante la interpretación y contextualización de la imaginería visual y los códigos gráficos desde una perspectiva interdisciplinar, con base en las artes.

No cabe duda de que el arte rupestre del sur del archipiélago patagónico y del cercano continente, con sus tierras escarpadas y azotadas por el viento, la lluvia y la nieve, fomentó la forja de vínculos sociales interculturales que -a partir de las evidencias de contacto entre territorios- permiten inferir una aspiración de cooperación más que de competencia. La creación de una red de complementariedad social en la que fluía la información social probablemente permitió reducir los riesgos de supervivencia asociados a los grupos de baja densidad de población separados por grandes distancias. (Francisco et al., 2022)

Participants:
Florencia Curci (AR), Thierry Dupradou (CL), Daniela Gimenez (CL), Alfredo Prieto (CL), Victor Mazón Gardoqui (ES), Nicolas Spencer (CL), Carsten Stabenow (DE), Federico Stager (CL)

Bibliography 

Borrero, L., F. Martin, and A. Prieto 1997 La Cueva Lago Sofia 4 , Última Esperanza: A Late Pleistocene Feline Burrow . In Anales Del Instituto De La Patagonia, Human Sciences Series Pp. 103 – 122.

Hubbard, Stephen M., Brian W. Romans, and Stephan A. Graham 2007. An Outcrop Example of Large-scale Conglomeratic Intrusions Sourced from Deep-water Channel Deposits, Cerro Toro Formation, Magallanes Basin, Southern Chile.

Jackson, D., y Prieto 2005. Estrategias tecnológicas y conjunto lítico del contexto paleoindio de Cueva Sofía 1, Última Esperanza, Magallanes, Magallanes 33(1)

Martinic, Mateo 1996. La Cueva Del Milodon (Última Esperanza, Patagonia Chilena). Un Siglo De Descubrimientos y Estudios Referidos a La Vida Primitiva En El Sur De América. Journal De La Société Des Américanistes 82(1): 311–323.

Prieto, A. 1991. Cazadores Tempranos y Tardíos En Cueva Del Lago Sofía 1. Anales Del Instituto De La Patagonia 20: 75–99.

Legoupil, D., Prieto, A., Sellier,P. (2004) La cueva de los niños (Seno Última Esperanza): Nuevos hallazgos. Magallania, 32, 225 – 227.

Sepúlveda, M. A. (2011). Pinturas rupestres y tecnología del color en el extremo sur de Chile. Magallania39(1).