Reflexión y refracción de larga duración en materiales a 250kms; Una oda al zumbido

Sonic Islands, Rügen – Day II, 8th September 2023

La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco mas allá hacia lo imposible.
Arthur C. Clarke

Un mundo muy alejado del nuestro—un mundo donde las ciudades bulliciosas, la risa de los niños y el zumbido de la tecnología han desaparecido. En este escenario desolado, la isla de Rügen en el norte de Alemania emerge como un escenario improbable para el gran final de nuestra especie. Imagina, si puedes, un escenario con doce almas más. Estos doce no son los arquitectos de nuestro pasado, ni los salvadores de nuestro futuro; más bien, son investigadores, los improbables custodios de nuestro legado, y se encuentran en aislamiento solitario dentro de las paredes de la Estación de Campo Juliusruh.

Primeros resultados de las mediciones de absorción con el método A1 en Juliusruh durante el eclipse solar del 6 de junio de 1954, de 13:00 a 15:00 GMT

Una misión: sentir y escuchar la enigmática radionoesfera, el último vestigio de la voz de la Tierra, y dar expresión al profundo silencio que ahora reina.

Este peculiar relato se despliega en medio de las ruinas de la civilización humana, donde la propia Tierra ha recuperado el dominio sobre lo que una vez fue nuestro. A medida que el proyecto de recuperación de la naturaleza se desarrolla, estos doce testigos del renacimiento de la Tierra documentan el resurgimiento de la vida en ausencia del contacto humano. Sus investigaciones científicas y esfuerzos artísticos, inextricablemente entrelazados, dan testimonio de la resistencia del planeta y la inquietante belleza de nuestra ausencia.

Dentro de los sagrados pasillos del Instituto de Física Atmosférica, equipados con instrumentos diseñados para la investigación científica, el grupo se sumerge en los misterios de la ionosfera. Este reino de inmensamente alto, usualmente reservado para la búsqueda científico, se convierte para los habitantes de Rügen tanto en laboratorio como en musa. Aquí, la ciencia trasciende sus límites tradicionales, fusionándose perfectamente con el arte, mientras se inspiran con la sinfonía ionosférica. La ionosfera, bañada en la radiación cósmica del Sol, danza con partículas cargadas y campos magnéticos. Los datos fluyen hacia las manos de estos artistas e investigadores, revelando patrones intrincados que desafían la comprensión. En este escenario, los límites se desdibujan a medida que la ionosfera se convierte tanto en lienzo como en partitura para la composición.

El silencio que impregna el mundo exterior encuentra su contrapunto en las afueras del Instituto, donde nuestro grupo emplea sus nuevos conocimientos para crear expresiones artísticas. Láseres, receptores, espionaje conspirativo, 512 canales DMX y poesía surgen de los datos ionosféricos, ofreciendo un homenaje conmovedor a la frágil belleza de nuestro planeta.

En esta narrativa, hemos vislumbrado un mundo como ningún otro—un mundo dónde los investigadores en aislamiento navegan el extraño paisaje de una Tierra sin su gente. Su viaje sirve como testamento del perdurable vínculo entre la humanidad y el planeta que solíamos llamar hogar.

Nos recuerda que, incluso en nuestra ausencia, la búsqueda del conocimiento, la expresión artística y las maravillas del mundo natural perduran, resonando con el espíritu de las inmortales palabras de Isaac Asimov: “La frase más emocionante de escuchar en ciencia, la que anuncia nuevos descubrimientos, no es ‘¡Eureka!‘ sino “Qué curioso…’”

Dos trabajadores montando los alimentadores para la antena de la Ionosonda (1965)

La noosfera es un concepto filosófico desarrollado y popularizado por el biogeoquímico Vladimir Vernadsky, y el filósofo y sacerdote jesuita Pierre Teilhard de Chardin. Vernadsky quién definió la noosfera como el nuevo estado de la biosfera y la describió como la “esfera de la razón” planetaria. En paralelo, la radionoesfera representa el estado de la hertziosfera electromagnética que almacena los restos culturales y naturales de las transmisiones refractadas y reflejadas en la ionosfera terrestre.

Instituto Leibniz-Institute de Fisica Atmospférica, Universidad Rostock,

Estación de Campo – Ionosonde Juliusruh, 18556 Altenkirchen, Germany

(Muchas gracias a Jens Mielich, quien nos dio una cálida bienvenida y nos guió por las instalaciones.)