Informe Claudia González y Paula Urdangarín
Llegamos sin saber bien a qué íbamos. Recibimos la invitación de participar y nos embarcamos en la aventura de Terra Ignota. Nos dejamos llevar por un camino nuevo, desconocido.
En la inmensidad del paisaje pudimos percibir nuestra pequeñez, el fragmento minúsculo que representamos en esta Tierra.
Sabíamos que teníamos que fundirnos con ese paisaje, sentirnos parte para poder comprender. En ese sentido era fundamental internalizar, entender la percepción de los otros integrantes del grupo. Qué es lo que nos une, qué conecta a un grupo de personas tan diverso en cultura, oficios, idiomas, formas de ver la vida. En esa zona extrema, de luz, mar, viento, el movimiento de conocimientos, de experiencias, eran fundamentales.