La realidad comienza progresivamente a transferir su propia identidad (lo que dice de sí misma) y su corporeidad (escópica) a un dispositivo panóptico sintético.

Un ojo paranoico orbital que todo lo ve, y desde su visión da gobierno, ordenación del mundo y reorientación sincronizada de la micropolítica en cada sujeto y cada superviviente tiende a una geometría única de gobierno, explotación y reformateo (una geometría ocular).

Para convertirlo todo en una superficie de inscripción y registro a todas las escalas, desde la arquitectura genética y psíquica de lo vivo, hasta la zonificación de las macrorregiones. Todo serán metadatos.

Un ojo orbital paranoico significa aquí, que existe una superestructura totalizadora cuya función unívoca se atribuye para ser la guía del curso, la forma y el tiempo por el que deben conducirse todas las fuerzas vivas a todas las escalas.

El extremo sur de América e incluso la Antártida han sido zonificados por satélites, ojos orbitales que guían las rutas y marcan los nodos de un tejido como preludio de futuros conflictos, que podemos prever.

(trabajo conjunto de Kerstin Ergenzinger, Florencia Curci, Christian Espinoza)