Antecedentes 

Este informe pretende dar a conocer resultados parciales de un proceso que se viene llevando a cabo desde el año 2015, a partir de la visita a la colección Gusinde-Hagenbeck de objetos culturales de los pueblos Kawesqar, Selk’nam y Yagán en el Weltmuseum, Vienna. 

El análisis de estos objetos, realizado por Alfredo Prieto y Nicolás Spencer con la colaboración de la curadora de la colección Sudamericana Claudia Augustat, tenía como fin lograr una idea más precisa en cuanto a su composición y a las distintas formas en que fueron obtenidas; Gusinde, por un lado, obtuvo los objetos por medio de cuestionables procesos antropológicos de compra y Hagenbeck, que obtuvo estos elementos culturales como “adornos” de personas que fueron exhibidas en zoológicos humanos. 

La idea de Nicolás Spencer, era entender cuáles son los factores que rodean a un objeto para otorgarle valor y, más aún, cuáles son las operaciones humanas y no humanas que hacen que un elemento cambie de valor; es decir, qué es lo que hace que un objeto pase del uso cotidiano al cultural y sea “digno” de ser exhibido. Esta pregunta, que a simple vista  pareciese ser de fácil respuesta, fue la que nos llevó a  re-visitar el concepto, apoyado por investigaciones de campo, apoyo científico y operaciones artísticas. 

Corona Selk’nam colección Martín Gusinde, Weltmuseum Wien

 

De nuestro primer encuentro con Claudia y Alfredo surge la idea, o mejor dicho, el planteamiento hipotético, de repatriar los objetos. Un proceso que, dadas las dificultades gubernamentales, técnicas y sociales creíamos imposible concretar. No obstante, estimamos importante revisar y analizar las complejidades que rodean tanto a los objetos, como a las personas, instituciones y espacios que se deben involucrar en un proceso de estas características. 

Sin que tengamos un sentido de pertenencia de estos elementos culturales (es decir, que teníamos claro que cualquier acción real sobre estos objetos le corresponde a los pueblos del cual son parte) y sabiendo que localizar un destino para ellos es igual o más difícil que ex-patriarlos del lugar donde se encuentran hoy, tratamos de identificar cuál sería un destino ideal para ellos. Un destino que nos permitiera abrir la discusión sobre todos los puntos antes descritos. Paralelamente, tratamos de encontrar una agencia propia de los objetos dentro de los ecosistemas que los contienen, tratar de vaciar su forma y volcar significados mediante relatos y porqué no decirlo, también; el delirio. Delirio en su sentido etimológico (del latín de-lirare, «salir del surco al labrar la tierra»). 

Repatriación 

La idea de “repatriación” está rodeada de temas discutibles, desde la idea de patria, lo que implica pertenencia a un territorio, a la idea de origen, propiedad,  patrimonio, conservación, etc. Para estos efectos, el ejercicio se centró (nuevamente aclarar que fue de forma hipotética) en el posible destino físico de estos objetos. Lo anterior, nos llevó a la idea de algún museo local, lo que fue descartado de forma casi inmediata, ya que repatriar objetos culturales desde un museo a otro es un traslado solamente espacial y la idea de transportarlo a las comunidades de origen nos pareció, más que una discusión teórica y simbólica, una problemática política de la cual no podíamos ser parte. 

Es así como llegamos a la idea del territorio en sí mismo  ¿qué lugar de Fuego Patagonia podía contar con características propicias para alojar esta colección? Tres pueblos originarios están implicados en estas colecciones; Yagán, Kawesqar y Selk’nam y no había evidencia de algún punto de encuentro entre ellas, que nos diera indicios sobre un posible lugar para su re-locación.  

Analizando mapas de la distribución de los pueblos originarios, encontramos un punto próximo a las tres culturas antes citadas. Este punto se encontraba al extremo oeste del Seno Almirantazgo, donde el Río Azopardo desemboca en el Mar. Actualmente,  ahí se ubica  Caleta María, al sur de Tierra del Fuego, justo antes de la Cordillera de Darwin. 

Algunos autores dan cuenta de relatos que indican un posible paso entre el Canal Beagle (territorio Yagán) y el Seno Almirantazgo (territorio Kawesqar) a través de un paso de casi 40km de largo a través de territorio Selk’nam. Como indican en su reporte R. Carracedo y A. Prieto: “Los distintos exploradores que empezaron su búsqueda y su cruce, como Otto Nordensjköld (1896), Carl Skottsberg (1908), o Alberto de Agostini (1913) ya conocían de la información previa de que existía un paso “aborigen”. De hecho, Thomas Bridges en 1885 ya había señalado del uso del paso por parte de las comunidades que llegaban a la Misión de Ushuaia (SAMS, 1886)”

Con esta información, nos planteamos que un lugar de paso podría ser adecuado para un museo de objetos nómades, pero de ese mismo planteamiento surgió otro: ¿Corresponde la nomenclatura museo para un lugar así? ¿Qué características debe tener un lugar para conservar objetos culturales que al día de hoy están en cámaras climatizadas?¿Qué objetos corresponden ser exhibidos en un lugar así? ¿Qué hace que los hiper?/objetos ahí presentes, como ríos, montañas y capas tectónicas no tengan el mismo valor cultural? ¿Cambia la condición o valorización de un espacio natural al contener objetos culturales? 

Estas son algunas de las interrogantes que llevaron a Terra Ignota Forum, a realizar su expedición a esta zona. Asimismo, nos dimos cuenta de la  necesidad de hacer parte a la comunidad en la discusión, mediante un diálogo permanente. Una zona que llamaríamos la Zona de Contacto Intercultural (ZCI). 

Extinction!?

Como antesala al viaje a la ZCI, Fernanda Olivares y Nicolás Spencer fueron invitados a participar en una residencia para ser parte de la exhibición “Extinction!?” parte de TAKING CARE project. La residencia consistía en entender el ecosistema entre ciudad, museo y exhibición, que aloja la colección Selk’nam, en un contexto creativo. Fernanda Olivares, a través de lo que llamamos “contar mentiras” reconstruimos una historia que fue borrada dejando muy pocos o ningún testigo que pudiese transmitir el uso, valor y significado de estos objetos ahora exhibidos o conservados en las bodegas del Museo. ¿Hasta qué punto puede “la mentira” desprenderse de la realidad? ¿Es la imaginación un patrimonio cultural y cuáles son los mecanismos que pueden validarla? 

Para poder comprender mejor lo anterior, entrevistamos a gente conectada con diversos museos: el Weltmuseum, Vienna (Claudia Augustat, Christiane Jordan); el Museo de Historia Natural (Constanze Schattke); el Missionshaus St. Gabriel (Fr. Franz Helm); el Museo de Arte Contemporáneo, Mumok (Susanne Neuburger).

(se pueden activar subtítulos) 

Instalación 

Uno de los resultados fue la instalación en “El Corredor del Asombro” (Der Korridor des Staunens) donde se posicionó al espectador sobre un plinto desde el cual se  podía ver un video relatado por Fernanda Olivares. Ella narra una historia sobre los objetos. Espectador, plinto y video están dentro de una vitrina del museo y son observados por una máscara ritual que fue removida de forma permanente de su lugar de exhibición, escaneada e impresa en plástico 1:1. La copia de la máscara fue retornada a su lugar de origen donde, en palabras de Fernanda: “ descansará de haber sido expuesta en una vitrina”. Era importante para esta pieza intercambiar posiciones entre observador y observado y poner al espectador como un objeto de estudio. El visitante al museo tratando de entender otras culturas es un fenómeno antropológico exhibible y estudiable. 

Vitrina de donde fue retirada la máscara Selk’nam, Weltmuseum Viena e imagen escaneada de máscara 

Video

El video es un ensayo, como ya dijimos, respecto a los ecosistemas-museo y de los objetos pertenecientes (originalmente) a la comunidad Selk’nam. Los objetos fueron escaneados y vaciados de su contenido, haciéndolos transparentes. Mediante un proceso creativo Fernanda Olivares planteó una historia, un uso, una significancia. Posterior a nuestro viaje a la ZCI, parte de los lugares en que estuvimos fueron vaciados para ser comprendidos (a partir del minuto 15:45) para unirlos a la discusión museográfica, una perspectiva que une al espacio natural a la discusión museográfica; un espacio natural cultural. 

En este video, además de usar objetos y sus imágenes, integramos los sonidos que se desplazan en los espacios del museo que contiene a los objetos, ecosistemas que además contienen visitantes y personas que cuidan y exhiben culturas lejanas en espacios cerrados y que adquieren valor mediante procesos de culturización. Asimismo,  los espacios naturales que fueron visitados y que cambian su valorización con la presencia humana, que los modifica y los resignifica. 

Prácticas de repatriación 

La máscara que fue retirada de la exhibición y escaneada, fue impresa en dos copias; una que se quedó de “audiencia” en la vitrina en instalación Extinction!? en el Weltmuseum de Austria y otra que fue llevada de regreso a Tierra del Fuego por la curadora de la colección sudamericana, Claudia Augustat. Esto fue parte de una práctica de repatriación, que si bien no cumplía con ninguno de los protocolos de devolución de un objeto cultural, fue un ejercicio simbólico que terminó con su entrega a Hema’ny Molina y Fernanda Olivares, representantes del pueblo Selk´nam 

En una ceremonia en el Parque Karukinka, a la que fueron invitados el equipo de WCS y colaboradores de la fundación de la comunidad Selk’nam Hach Saye, se retiró la máscara de su envoltorio y se presentó de forma simbólica a los bosques desde donde alguna vez fue tomada para ser llevada al Weltmuseum por el misionero alemán Martín Gusinde. El contenido plástico de la forma original de la máscara fue investido por grasa animal con los colores que alguna vez se usaron para pintar cuerpos y objetos culturales. Este fue el gesto que transformó un material inorgánico en un símbolo vivo que fue transportado por Heman’ny y Fernanda hasta Caleta María. 

La máscara plástica en sí podría considerarse como un objeto extraído de las culturas para ser utilizado de forma exotizante, pero la ceremonia que culminó con la máscara mirando por una de las ventanas de Caleta María, fue un espejo de lo que que ocurría en la instalación exhibida en Weltmuseum (Extinction?!); una de las máscaras mirando al público que visita al museo dentro de una vitrina viendo videos de objetos 3D reinterpretados y, la otra máscara, mirando por la ventana de Caleta María, vitrina hacia el cordón montañoso y bahía oceánica creada por la fricción entre las placas geológicas Scotia y Sudamericana. 

Terra Ignota Radio Forum  

Otro de los resultados esperados para el 2024 será Terra Ignota Forum, un lugar de encuentro entre especialistas, agentes culturales y sociedad para debatir temas relacionados con temas que se desprenden del remoto y poco accesible Parque Yendegaia, ubicado entre el Canal Beagle y el Seno Almirantazgo al sur de Tierra del Fuego. Desde ahí se desprenden varios temas que serán tratados a lo largo del 2023, en una instancia llamada Foro Extendido. No obstante, durante el foro realizado en Tierra del Fuego en marzo de este año, surgió un tema que llamó nuestra atención; la línea imaginaria que divide el Parque Yendegaia entre Chile y Argentina. Una línea artificial que divide políticamente un solo ecosistema entre dos naciones, con distintas leyes,  políticas de conservación de parques, sistemas de reconocimiento de pueblos originarios, etc. 

A raíz de esto surge la idea, en colaboración entre Radio CASo (Centro de Arte Sonoro, Ministerio de Cultura de Argentina) y Radio UACh (Radio Universidad Austral de Chile) de realizar  cuatro programas dedicados a tratar los temas antes señalados y emitirlos en un Foro Radiofónico binacional, simultáneo y en directo. Entre los invitados se contó con la presencia de abogados, antropólogos, artistas, arquitectos, geólogos, artesanas, filósofos, arqueólogos, etc.

Zona de Contacto Intercultural 

La idea de este estudio de campo se originó a partir de la necesidad de identificar y validar una zona de contacto entre las culturas Kawésqar, Yagán y Selk’nam, un espacio con cualidades naturales y culturales que pudiesen albergar colecciones museológicas contemporáneas. 

La idea fue juntarnos para conversar y tratar de entender los espacios de cuidado que representan los parques y reservas existentes para la conservación de la naturaleza (naturaleza?!), los museos como lugar efectivo de cuidado y espacios de representación cultural (cultural!?). Nos dimos cuenta que los parques, al menos en Chile, en su condición de Parque Nacional, Reserva Nacional y Santuario de la Naturaleza, ofrecen supuestas garantías de cuidado integral de ecosistemas únicos, aunque en la realidad su protección llega hasta que topa con intereses tanto de privados como políticas de estado. 

Los parques en Chile no incluyen los bordes costeros, tampoco a las comunidades con las que se relacionaron por miles de años. Los límites geográficos fraccionados subjetivamente (fronteras), no tienen  ningún tipo de consideración ecosistémica. Esta fracción subjetiva e imaginaria (las fronteras son un imaginario político nacional, que varía con el tiempo) separó e impidió a los habitantes milenarios de esas tierras y mares transitar y navegar libremente por lugares que han sido su hogar desde siempre.

En relación con este tema, surge la idea de buscar nuevas figuras legales que protejan la naturaleza como un ente sujeto de derechos, no como un ser inanimado, sujeto a los intereses políticos pasajeros.  Buscar normas que generen relaciones recíprocas a largo plazo, que otorguen garantías reales de cuidado y conservación. Hasta el momento, no existen normas transnacionales de protección de la naturaleza. Creemos que este es un punto fundamental en el cambio de paradigma

Además, en los parques protegidos por privados, subyacen intereses económicos que no se pueden descartar, lo que hace pensar  en estrategias a futuro geoeconómicas y geopolíticas de extracción de recursos y la proyección y distribución de los mismos a distintas partes del globo. Esta visión, casi paranoide, se hace real al darnos cuenta que sitios de alto grado de interés cultural y natural no están siendo estudiados y se mantienen bajo un constante y sospechoso velo de oscuridad a pesar de la infraestructura de obras públicas que se está desarrollando en la zona (carretera, pueblos, puertos, patagonia valley, hidrógeno verde, fracking, etc). Se hace evidente aquí la revisión del término “extractivismo”, ya que en escalas geográficas, cuantitativa y conceptual es limitado.  

A raíz de la discusión respecto al peso específico que tienen los museos respecto del  cuidado de sus contenidos y más aún, su representatividad en torno a la comunidad, no llegamos a tocar el tema, ya que rápidamente se hizo evidente que tanto legalmente, como en grados de representación, existe escaso o ningún tipo de valorización. Los museos en Chile, o mejor dicho, sus colecciones, no están contenidos en ningún tipo de sistema que los coordine, cuide y cure, no así los edificios que los contienen. Esto refleja, de alguna manera, que la institución o su infraestructura-edificio está por sobre los contenidos humanos y no humanos. Es así como hoy, la palabra museo alude a un espacio arquitectónico o lugar físico donde es posible contemplar una obra o una curiosidad para una clase social determinada. 

La noción de paisaje, como un espacio para la contemplación y reflexión, normalmente asociado a la naturaleza, parece haberse desplazado a museos e instituciones culturales en que sus visitantes se limitan sólo a una experiencia pasiva. En cambio, en los parques, o lo que algunos llaman la naturaleza, se podría regresar a la noción o concepto inicial de la idea de Museo, como ‘lugar donde se cultivan las artes’ y no solo de cosecha. No es casualidad que su idea original esté asociada a prácticas hortícolas, ya que su origen se remonta a parques cercanos a centros de estudios de la antigua Grecia, lugares donde se buscaba que poetas, escritores y científicos del Mundo Antiguo vivieran y pudiesen trabajar. Esto lleva a la reflexión que quizás estamos, en presencia de un intercambio ontológico, donde se funde cultura y naturaleza en espacios de acción, dejando la pasividad para la infertilidad del Museo Contemporáneo. Desde ese lugar de fusión podríamos finalmente terminar con la absurda idea de la división de naturaleza y cultura, para buscar espacios de intercambio e interacciones más pertinentes. 

Imagen encuentro en alero, Parque Yendegaia 54°36’13.7″S 69°03’50.9″O

(trabajo conjunto entre Nicolás Spencer / Fernanda Olivares / Florencia Curci / Paula Urdangarin)