La exposición se inauguró el último día de montaje, reforzando así la idea de obra en proceso y la intención de jugar con las dimensiones temporales y espaciales en las que se montó la instalación.
En palabras de Iván Flores, director del Instituto de Artes Visuales UACh:
“Esto no es una inauguración, al parecer, esto tampoco es un discurso, ni ha sido un brindis… es un encuentro, un encuentro de cruces y relaciones inesperadas… con arquitecturas impermanentes, objetos, y donde participan individuos como Viviana Méndez, Adrián Silva, Jan Vormann… y a través del proceso de montaje -que ha estado abierto toda la semana- Florencia Curci, Nicolás Spencer, Jesús Román, Tomás Elgueta, Cristian Espinoza…” Esta propuesta se nutre de la experiencia de Terra Ignota, que ha sido de distintas maneras y formas de exploración y ocupación del territorio… e instituciones; el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, en Alemania… y la idea no era proponer una exposición de manera tradicional, sino una experiencia.”
Florencia Curci:
“La idea era poner en juego las prácticas que Terra Ignota suele realizar en lugares remotos, en este lugar que intentamos considerar como, al menos, deshabitado o en proceso de empezar a habitar un lugar como este. Es una oportunidad para nosotros, pero también para la institución, de ver qué performatividad propicia este espacio porque es un espacio alejado de lo tradicional…”
Nicolás Spencer:
“El agua y la electricidad están presentes en un equilibrio precario”.
“El agua y la electricidad están presentes en un precario equilibrio. Igual que nuestras relaciones, que están en un constante equilibrio precario. Así que ese riesgo, ese peligro, está bien reflejado ahí. El techo del espacio tiene goteras, y la instalación está llena de cables mal instalados. Están en un estado caótico como todo lo demás… Allí hay una fuente de energía que alimenta todo, y al otro lado, hay una fuente que suministra agua. En otras palabras, este lugar es un organismo, pero está en constante peligro. Me gusta la sensación de que hay una especie de… ‘ten cuidado’… El vinilo también se mueve y se raya. Si te olvidas de cerrarlo, gotea. Todo requiere atención y observación constantes… La tienda colgante de allí invita a tumbarse cómodamente en la hamaca para ver un vídeo. Hay muchas imágenes de la naturaleza. Pero está por encima de ti. Y hay un cable colgando que aguanta su peso, y el televisor tiene 26.000 voltios. Es un placer tumbarse a verlo, pero ten en cuenta que tienes 26.000 voltios encima de esa cosita, y podría freírte”.